domingo, 9 de marzo de 2014

''Abrazarnos porque vamos a morir''

La muerte es algo irrevocable; algo seguro... algo que a todos nos llega sin que podamos impedirlo. Me llega a mí, a ti, a ricos y a pobres, a buenos y malos... y es que no hay verdad más grande que la muerte.

Hay personas que dedican su vida a intentar conocer qué pasa cuando ese fenómeno desconocido llega, y otros se limitan a vivir la vida, pues es lo único que tenemos. ¿Y si tras la muerte hay otra vida? ¿y si existe ese 'cielo' del que muchos hablan? 

Inexplicablemente siento ese deseo por conocer qué será de mí cuando mi corazón deje de latir, pero a la vez, y más que cualquier cosa, deseo vivir la vida al máximo y disfrutar, sentir, reír, llorar y aprender, porque la única forma de comprender lo que viene después es yéndote, y, con suerte, despidiéndote de aquellos a los que amas. 

Por eso me propuse vivir esta experiencia, ya que me limito a pensar que cuantas más, mejor... así que os la contaré.
Consiste en nada más y nada menos que abrazar a las personas por el simple hecho de que vamos a morir, y apuesto a que la gran mayoría de personas que tuviesen que hacerlo les causaría gracia; '¿cómo voy a hacer eso?' '¡es una estupidez!' 'al fin y al cabo se sabe que eso no va a ser así'

Mi teoría es que esta experiencia tiene muchísima lógica y es algo que todas las personas deberían hacer cada vez que pudiesen. En cierto modo resulta gracioso, pero, ¿quién dice que la muerte no va a llegarte hoy, o en una hora, o el mes que viene...? ¿Hay alguien que pueda garantizarlo? Me temo que no. Hay personas que creen en el destino como forma de apoyarse ante la duda, y es más que razonable. 

Al abrazar a mi madre y decirle que iba a morir, ella se asustó, lógicamente. '¿Qué te pasa?' preguntó... Mi respuesta fue: 'mamá, voy a morir, pero no solo yo, sino tú y todo el mundo. Por eso te abrazo, y abrazaré a más personas a las que aprecio, porque nadie sabe cuando será la última vez que lo haré...''
Su reacción de tranquilidad fue más que notable, está claro que cualquier persona que no se haya planteado antes este tema se tranquilizaría si le diesen esa explicación, ya que inconscientemente se piensa que la muerte es algo que llega naturalmente, y es inusual que se presente antes de tiempo.

Más de lo mismo me pasó con el resto de mi familia, excepto con mi hermano, quien me dijo: 'ah, y yo también', puesto que entendió a qué me refería y se tomó la experiencia como una oportunidad más de abrazarnos. 


Tras esta nueva forma de entender la vida y la llegada de la muerte, he comprendido que hay que aprovechar cada momento, ya que nadie sabe con certeza qué será de ti... además, pienso que ojalá hubiese hecho esto antes, ya que hay personas que hoy no están a mi lado y daría mucho por poder hacer con ellas lo que puedo hacer con muchas de ahora, darles un simple abrazo.

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Superheroína con súper-vergüenza

¿Quién me iba a decir a mí que sería capaz, yo, de salir de casa disfrazada de batman? Lo cierto es que días antes de hacerlo me aterraba el hecho de pensarlo... ¡y ahora me divierte!

En el momento en el que el profesor de filosofía planteó la actividad de asistir a clase con un disfraz sentí nervios, pues con solo imaginármelo podía tener la misma sensación o parecida a la que tendría si lo hiciera... pero, de algún modo, no pude evitar decir que sí. Se me plantearon mogollón de dudas; ¿cómo vas a hacer eso?, ¿te atreves verdaderamente, o es lo que quieres creer?, ¿qué pensarán de mi?, ¿se reirán?, ¿cómo me sentiré?... Pero pensé que tal vez no habría mejor respuesta que comprobarlo por mí misma.


Y así lo hice. Llegó el día. De hecho, fui la primera de la clase en disfrazarse...
Desperté un bonito día de otoño y me dispuse a pasar un día fuera de lo normal, pero sobre todo con la mentalidad de disfrutar de la experiencia y de pasármelo en grande.

Al llegar a clase no me lo pensé dos veces y preferí entrar del tirón, sin dudarlo, porque de haberlo hecho me habría ido a mi casa... Mis compañeros de clase se rieron, tal vez conmigo, tal vez de mí... Pero no me afectó negativamente. Por el contrario me gustó que se lo pasaran tan bien, sobre todo porque al ser yo la primera me quedaría un mes entero para reírme yo de ellos. Y así ha sido.
La mañana no fue tan dura como creía que sería; al empezar cada clase la gente se percataba de que batman estaba allí dentro, pero a los cinco o diez minutos se acostumbraban y la sensación que tenía era la misma que podría haber tenido si hubiese estado allí vestida con ropa casual.

Ha sido una experiencia muy fuerte para mí pues me considero una persona extremadamente vergonzosa en muchos ámbitos, y el de ir a clase disfrazada no deja de ser uno. He comprendido que hay situaciones en las que planteamos una acción como algo muy grave y nos echamos para atrás desconfiando de nosotros mismos, pero solo cuando lo haces te percatas de que, en realidad, nada es para tanto.

Muchas gracias a aquellas personas que se han reído conmigo, y sobre todo a las que se han reído de mi, porque después de todo eso,... ¡¡¡me da igual!!!